sábado, 28 de noviembre de 2009

¡LLEGAN LOS MARCIANOS!

Si alguien llegó a esta entrada buscando alguna noticia desesperada y alarmante sobre seres extraterrestres, le pido disculpas. Y, de pasada, le doy la bienvenida.


Ocurre que hacía mucho tiempo que un relato no me entusiasmaba. Por lo tanto, éste merece la pena. Lo curioso es que se trata de un cuento infantil, razón para agradecer el haber elegido esta bella profesión.

Su nombre es "¡CLONC! ¡SCRASH! LLEGAN LOS MARCIANOS..." , narración incluida en el libro Cuentos escritos a màquina, del italiano Gianni Rodari.


Aquí la acción no ocurre en medio de rayos láser o bombas hiperdestructivas, ni con máquinas fabulosas. El asunto es mucho más simple.

Se cuenta que unos marcianos llegan a la tierra en son de paz, pero tienen un grave problema de comunicación: No emiten ningún sonido, ni tampoco pueden entender ningún sonido nuestro, ninguna palabra, un saludo, nada. Les hablan en muchos idiomas, pero todo inùtil. De pronto, los marcianos empiezan a mirarse entre sí hasta que uno de ellos... ¡flop!... saca una nubecita donde leemos algunas letras. Y otra y otra... Y la gente trata de responderles, pero nada. Así que a alguien se le ocurre la idea de escribir en un papel unas palabras, cortarlo en forma de cartelito y mostrárselo a los alienígenas. ¡Ya está! Han entendido. Así que entre todos compran kilos de cartulina y plumones para hablar con nuestro nuevos amigos. Pero al poco tiempo ya no es necesario... ¡aprendemos a hablar con nubecitas! Alguien piensa lo que antes decìa y... ¡flop!... sale la nubecita de su cabeza. Y de la cabeza de sus amigos y la de sus padres y la de todos. Y más: Las cosas al caerse ya no hacen ruido... ¡sacan nubecitas! Los huevos al freírse, los lapiceros al trizar, los papeles al arrugarse. El diálogo y los sonidos desaparecen, ahora por todos lados solo se ven cartelitos: ¡fssssss! ¡crash! ¡bong!

Más que fascinante, lo que cuenta Rodari es escalofriante. ¿De dónde sacaron los marcianos que nosotros podríamos hablar así? Simple: Un agente secreto, enviado por ellos, años antes, les llevó una historieta como muestra de nuestra cultura. Al ver a los personajes hablando con cartelitos, pensaron que nosotros también utilizàbamos dicho método.
¿No es curioso? Resulta hasta verosímil, porque si existiese otra civilización allá afuera pues, este equívoco no sería del todo imposible.





No fue esto lo peor en la historia: Los gobiernos, siempre aprovechados, decretan ante la nueva forma de comunicación existente, abolir la libertad de palabra hablada. De esta forma todas nuestras conversaciones serán públicas y no existirán los secretos. Por supuesto, esto trae consigo a los rebeldes, quienes deben ocultarse para poder conversar (aunque sea en tono bajito) sin correr el riesgo de ir a prisión.

Las últimas palabras de esta ficción fueron, cuando menos, valientes:

¿Cuántos son los que insisten en querer hablar haciendo ruido, en vez de humo?
No se sabe. Pero esperemos que muchos.

Esperemos que siempre sean muchos, porque la palabras pueden herir, pueden doler; pero también pueden emocionar y cautivar. Sigamos hablando, que todavìa es tiempo.

Aunque a veces...




1 atrevimientos...:

Anónimo dijo...

esta muy bien justo lo que necesitaba en mi tarea sino sacaba 00

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