sábado, 12 de septiembre de 2009

FRAGMENTOS DE UNA OBRA HERMOSA

Te leo en silencio, Principito. En un silencio grande, tranquilo, lento. Y tus palabras resuenan como en mi adolescencia de quince años, o tal vez como en mi adultez de 22. Si alguna vez te dan vida, tendrás en mí a un gran amigo. Te pondré un nombre bello. Recorreremos todos tus planetas. Tal vez, ahora, el viaje sea eterno.

(1)

El zorro se calló y miró un buen rato al principito:

-Por favor... domestícame -le dijo.

-Bien quisiera -le respondió el principito- pero no tengo mucho tiempo. He de buscar amigos y conocer muchas cosas.

-Sólo se conocen bien las cosas que se domestican -dijo el zorro-. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Lo compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan amigos, los hombres no tienen ya amigos. ¡Si quieres un amigo, domestícame!

-¿Qué debo hacer? -preguntó el principito.

-Debes tener mucha paciencia -respondió el zorro-. Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en el suelo; yo te miraré con el rabillo del ojo y tú no me dirás nada. El lenguaje es fuente de malos entendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca...



(2)

"Si este perno me resiste un poco más, lo haré saltar de un martillazo". El principito interrumpió de nuevo mis pensamientos:

-¿Tú crees que las flores…?

-¡No!, !No! ¡Yo no creo nada! Te contesté cualquier cosa para que te calles. Tengo que ocuparme de cosas serias.

Me miró estupefacto.

-¡De cosas serias!

Me miraba con mi martillo en la mano, los dedos llenos de grasa e inclinado sobre algo que le parecía muy feo.

-¡Hablas como las personas grandes!

Me avergonzó un poco. Pero él, implacable, añadió:

-¡Lo confundes todo!…!todo lo mezclas!…

Estaba verdaderamente irritado; sacudía la cabeza, agitando al viento sus cabellos dorados.

-Conozco un planeta donde vive un señor muy colorado, que nunca ha olido una flor, ni ha mirado una estrella y que jamás ha querido a nadie. En toda su vida no ha hecho más que sumas y restas. Y todo el día se lo pasa repitiendo como tú: "¡Soy un hombre serio, soy un hombre serio!"… Al parecer esto le llena de orgullo. Pero no es un hombre, ¡es un hongo!

-¿Un qué?

-¡Un hongo!

El principito estaba pálido de cólera.

-Hace millones de años que las flores tiene espinas y hace también millones de años que los corderos, a pesar de las espinas, se comen las flores. ¿Es que no es cosa seria averiguar por qué las flores pierden el tiempo fabricando unas espinas que no les sirven para nada? ¿Es que no es importante la guerra de los corderos y las flores? ¿No es esto más serio e importante que las sumas de un señor gordo y colorado? Y si yo sé de una flor única en el mundo y que no existe en ninguna parte más que en mi planeta; si yo sé que un buen día un corderillo puede aniquilarla sin darse cuenta de ello, ¿es que esto no es importante?

El principito enrojeció y después continuó:

-Si alguien ama a una flor de la que sólo existe más que un ejemplar entre los millones y millones de estrellas, es bastante para que sea feliz cuando mira a las estrellas. Puede decir satisfecho: "Mi flor está allí, en alguna parte…" ¡Pero si el cordero se la come, para él es como si de pronto todas las estrellas se apagaran! ¿Y esto no es importante?

-Si alguien ama a una flor de la que sólo existe más que un ejemplar entre los millones y millones de estrellas, es bastante para que sea feliz cuando mira a las estrellas.

No pudo decir más y estalló bruscamente en sollozos. La noche había caído. Yo había soltado las herramientas y ya no importaban nada el martillo, el perno, la sed y la muerte.

¡Había en una estrella, en un planeta, el mío, la Tierra, un principito a quien consolar!

Lo tomé en mis brazos y lo mecí diciéndole: "la flor que tú quieres no corre peligro… te dibujaré un bozal para tu cordero y una armadura para la flor…te…".

No sabía qué decirle, cómo consolarle y hacer que tuviera nuevamente confianza en mí; me sentía torpe. ¡Es tan misterioso el país de las lágrimas!


Antoine de Saint-Exùpery

El Principito

2 atrevimientos...:

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